«La Promesa Democrática»: el expresidente reflexiona sobre el liderazgo y la legitimidad en América Latina

En el marco del evento internacional “La promesa democrática: construcción de legitimidad y democracia en América Latina”, desarrollado este 6 de noviembre, el expresidente del Ecuador participó en un espacio de reflexión sobre los desafíos de la democracia en la región, desde su experiencia de gobierno. Durante su intervención, destacó que América Latina continúa enfrentando […]

En el marco del evento internacional “La promesa democrática: construcción de legitimidad y democracia en América Latina”, desarrollado este 6 de noviembre, el expresidente del Ecuador participó en un espacio de reflexión sobre los desafíos de la democracia en la región, desde su experiencia de gobierno.

Durante su intervención, destacó que América Latina continúa enfrentando dificultades para consolidar sistemas democráticos sólidos, debido al peso de actores políticos que, en momentos de crisis, suelen imponerse sobre las instituciones. “Persisten visiones personalistas y excluyentes que instrumentalizan la democracia como un medio para alcanzar el poder, no para fortalecerlo”, expresó.

Hizo hincapié en casos como los de Venezuela y Nicaragua, donde gobiernos electos han desmantelado el orden democrático, provocando pobreza, persecución política y migración forzada. Frente a ello, recalcó que “el verdadero liderazgo es el que se ejerce para servir, no para dominar”.

Al ser consultado sobre la decisión de invocar la muerte cruzada en 2023, señaló que lo hizo como un acto de responsabilidad para preservar la institucionalidad. “Preferí devolverle la voz al pueblo antes que sostenerme en el cargo a costa de la dignidad”, sostuvo. Afirmó que esa decisión evitó que la República fuera tomada por intereses particulares y ratificó su compromiso con las vías democráticas.

Respecto a los desafíos actuales, explicó que la fragilidad en el respeto a las normas y la propagación de narrativas falsas a través de redes sociales están debilitando las instituciones y erosionando la confianza ciudadana. En ese contexto, subrayó la necesidad de formar líderes con convicción democrática, integridad y empatía.

«Necesitamos formar generaciones de líderes políticos que garanticen, con convicción y a largo plazo, el cumplimiento estricto de la ley. Uno de los desafíos más graves que enfrenta el Ecuador radica en la fragilidad del respeto a las normas y principios democráticos».

Además, enfatizó que la estabilidad económica y la inclusión son fundamentales para fortalecer la fe en la democracia. “Cuando los jóvenes sienten que tienen oportunidades reales, la democracia deja de ser una promesa para convertirse en una experiencia tangible”, afirmó.

Finalmente, hizo un llamado a las nuevas generaciones a involucrarse activamente en la vida pública y recuperar el sentido ético de la política: “El futuro de nuestras democracias dependerá de liderazgos humildes, transparentes y profundamente humanos”.